domingo, 29 de diciembre de 2019

La Máquina. Capítulo 3


Salió de la cafetería y el sol estaba ya más apagado, tiñendo de un color naranja el cielo que se reflejaba en la tierra seca. El sol ya no quemaba en la piel pero el aire era caliente aún, haciendo que Hope empezará a sudar y a sentirse pegajosa. Se percató de que adentro de la cafetería había aire acondicionado. Y observo que en las paredes de la cafetería estaban las unidades exteriores de los aires acondicionados y estos tenían escrito: "RichBlack ING" . Pensó que sólo sería casualidad que el nombre se pareciera al apellido Richterblack. Aunque si esa familia hipotéticamente tenía una gran empresa explicaría la cantidad de propiedad y autoridad que tenían sobre el pueblo. Y la cercanía a la mina de cobre sería idónea para colocar una empresa de cobre y tecnología allí en Arizona. Así que un segundo después de analizarlo mejor, pensó: "Si, deben ser los dueños". Y ellos no quieren a los Root.
"¡Demonios!, ni siquiera tengo idea el porqué."
¿En qué se había metido su madre?, ¿Qué era eso de que no se llevaban bien sus familias hace generaciones? Tenía que buscar información, quería buscarla y responder sus preguntas.
Aún había muchas personas en el centro del pueblo al atardecer. Era el horario más concurrido hasta luego de las 10PM en donde todo el mundo ya estaba en sus casas.
Pero aún así en el atardecer las personas caminaban tranquilamente, marcando bien cada paso y no apresurándose por el calor. En Nueva York las personas estaban continuamente corriendo y hablando preparándose para una reunión o corriendo de discoteca en discoteca. En Richterblack Town todo era más tranquilo, más lento y pacífico. Su padre tenía razón. Ella no había conocido como eso se sentía y descubrió que en realidad le gustaba. Así que decidió caminar tomándose su tiempo hasta la siguiente calle y llegó a la casa colonial pequeña, que tenía un cartel que decía "Librería".
Hope entró en ella y descubrió que era un lugar muy pequeño con libros viejos y estanterías antiguas. Y ella no quería libros viejos, ella quería los últimos lanzamientos en terror o en misterio, aparte de información del pueblo. Era secretamente fanática de todo lo que implicaba descubrir secretos y asesinatos, como los libros de Agatha Christie, o ver todas las series de televisión que tuvieran de protagonista a Sherlock Holmes. Ninguno de sus antiguos amigos se había interesado en sus gustos o intereses, solo estaban con ella porque era agradable con la mayoría de las personas y sabia escuchar. Pero solo se había dado cuenta cuando todo a su alrededor había cambiado.
Detrás del mostrador frente a ella había un chico desarreglado y con cabello largo rojizo. Tenía un estilo rockero y a su lado una guitarra eléctrica con la funda abierta y unos bolsos negros tirados al lado de su butaca.
- Vengo a hechar un vistazo.
- Pasa, pasa...
El chico movió sus manos despreocupadas mientras le indicaba que pasará al fondo mientras no quitaba un ojo de la computadora enfrente de él.
Hope vio que había muchos libros esparcidos por todos lados, tirados en el piso, formando columnas y desordenados. Y una cosa era que ella tuviera libros de la escuela desordenados en su habitación, pero una librería debería estar organizada. ¿Cómo buscaría un libro aquí?. De todos modos había etiquetas que decían cosas como: "Arte", "viajes", "historietas", etc. Pudo ver qué había un libro de biología en donde deberían estar las historietas de los niños. 
Siguió más al fondo por un pasillo entre las estanterías y en la pared mas escondida había una ventana trasera cerrada, que dejaba ver el terreno y daba un poco de iluminación al interior. Se encontró con la etiqueta que decía "Historia". Ella quería un libro de la historia del pueblo entonces busco entre los libros más sucios en toda la estantería pero no encontró ninguno. Mientras seguía buscando entre el lomo de los libros, vio que había una marca en la madera sobre una esquina en el fondo de la estantería antigua, era un símbolo circular con el dibujo de un martillo en el. Cómo una marca en el mueble de fabricación o pertenencia. Al costado de la marca había unas bisagras con telarañas.
 Volvió por el pasillo para observar al chico a ver si estaba atento a sus movimientos pero ahora estaba practicando con su guitarra en el escritorio.
Así que volvió y apretó en la marca, las bisagras se movieron dejando caer un cuaderno de cuero polvoriento. Soplo el cuaderno de cuero y lo abrió. Ponía: "Richterblack Town" por Christian J. Maker y tenía el sello circular con el martillo dentro. Decidió que lo iba a llevar de inmediato. Tomo otro libro que decía "Historia de Arizona" para que no resaltará tanto el cuaderno. Llegó al escritorio y le dijo al chico:
- Me llevo esto. -
Mostrando el frente del libro de "Historia de Arizona", escondiendo el cuaderno por detrás.
- Pues llévatelo.
- ¿No lo vas a registrar?
- Nop.
El chico seguía concentrado en la guitarra.
- ¿En serio? ¿No se supone que eso hacen en las librerías?
- Escucha niña.
El chico molesto por la interrupción le dio una ojeada por primera vez y le dijo seriamente:
- Tú tomas un libro y te lo llevas. Lo devuelves... si quieres.
- ¿Me lo puedo quedar?
- No digas que te dije eso.
Al ver la cara de confusión de Hope en su rostro el chico dejo su guitarra de lado.
- ¿Eres nueva en el pueblo?
- Sep.
Hope respondió tan aburridamente como pudo, ya que él parecía grosero.
- Las reglas son así: Te llevas un libro y si quieres te lo quedas. Si no lo quieres para que llené de polvo tu casa lo devuelves. Nadie viene a esta librería. Eres la única chica loca que viene en los últimos 3 o 4 días. El último fue ese chico Wood y le dije lo mismo que a ti.- Suspiró frustrado- Nadie hace un inventario de los libros o los ordena o los registra.
- ¿Y tú para que estas aquí?
- Para hacerlo. Pero nadie viene a supervisarme. Solo recojo mi paga cada fin de semana, doce dólares por hacer nada todos los días. Incluso puedo ensayar con la guitarra, ver videos en YouTube o ver películas de horror en la computadora durante las seis horas que estoy aquí adentro.
El chico levantó las manos como diciendo "No es mi culpa que me paguen por eso".
- Es un trabajo ideal. Increíble. ¿Pero quien es el dueño?. Me gustaría pedirle que me dejara ordenar los libros para buscar más cosas que me interesen.
Tal vez habían más libros y cuadernos escondidos en las otras estanterías de la Librería. Y si era así quería encontrarlos.
- Obviamente pertenece al consejo del pueblo. Samantha Richterblack antes venía muy seguido, revisaba por horas las estanterías, pero se iba enfadada. Hace un año más o menos que no entra aquí, y hace apenas unos meses que llegaron las estanterías viejas que son nuevas en el lugar, irónico. Espera, ¿En serio quieres venir a ordenar las cosas?
- Sí. Pero no devolveré lo que me lleve aunque deba hacerlo obligadamente por ti y puedo ver todos los libros. ¿Okey?
- No hay problema, yo siempre estoy aquí.
- ¿Sabes de dónde vienen las estanterías?
- Ni idea. Ocurrieron cosas raras aquí antes, hace muchos años. Así que la verdad no me interesa saber a qué familia pertenecieron las estanterías.
- Okey. Gracias.
El joven tomo su guitarra otra vez y miro a su computadora, siguiendo acordes de alguna canción en Youtube. Al mirar la computadora pudo ver que tenía una calcomanía que decía "RichBlack ING." Y pregunto:
- ¿Los Richterblack no tienen nada que ver con esa empresa no?. Porque el nombre se parece.
El joven de unos veinte años la miró sorprendido y dijo:
- Son sus dueños, ¿Que esperabas?.
- ¿En serio?
- Haces muchas preguntas. – él le tiró una mirada sospechosa – Esa empresa es de los Richterblack. Samantha es la dueña y su esposo el presidente. Si miras la computadora tiene componentes de su cobre, hasta los repuestos de mi guitarra y amplificador también son de sus productos. Todos sus productos están por el pueblo.
Hope se estaba dirigiendo a la puerta para irse cuando el chico habló.
- Soy Jesse Fallmore.
Y la saludo con la mano y una sonrisa amable por primera vez.
- Hope Reinner.
Saludo y salió de la librería escondiendo el cuaderno dentro del otro libro.
Como no tenía más que hacer y quería leer el cuaderno ya que la curiosidad la devoraba por dentro, tomó su bicicleta, guardo las cosas y pedaleo rápido hasta su rancho.
"¿Por qué había un cuaderno sobre el pueblo tan escondido?"

Llego a su rancho, saludo a sus abuelos y a su padre rápidamente. Y se dirigió a su habitación sola y en silencio a ver qué averiguaba.
Ya era de noche cuando había leído la mitad del cuaderno. Estaba escrito con tinta china y pluma pero las palabras que no entendía las comprendía gracias a google.
Entre las primeras páginas del cuaderno había un plano dibujado a mano que ubicaba partes del pueblo. Era un plano del pueblo muy suave con seis líneas oscuras más gruesas que estaban en diferentes lugares, por la forma sabía que indicaban puertas. Así era como lo hacían los arquitectos. Cada línea era una puerta que llevaban a... "Túneles" se leía claramente. Unas flechas indicaban como: "¿Un pasadizo o un subsuelo?", se preguntó.
No... túneles debajo del pueblo. No podría haber túneles debajo de un pueblo árido en donde no había nada. No eran los túneles de las minas porque estos estaban a kilómetros, no se conectarían de esa manera. Seguro era una mentira.
Pero el autor del cuaderno era Christian J. Maker. Y su sello era igual al sello de la estantería. Así que la estantería debería haberle pertenecido a él, a su familia.
Siguió ojeando rápidamente el cuaderno y encontró una lista que la dejo con la boca abierta:
"Primer consejo del Pueblo cercano a la mina de cobre (Aún sin nombre)"
· Maker
· Bellstrone
· Root
· Fallmore
· Breaklight
Siglo XX
"Root", "Bellstrone" y "Fallmore".
Sisabía que Tayler pertenecía a una de las familias fundadoras porque Susan se lohabía dicho. Pero también estaba Jesse Fallmore, el chico de la librería era uno,lo cual le sorprendía no sabía porqué.
Pero ¿"Root"?. Sus abuelos no le habían dicho que su familia se remontaba a generaciones. Generaciones de personas importantes para el pueblo, para Richterblack Town. Un momento, necesito un momento para pensar que el apellido Richterblack no aparecía en el primer consejo. La nota se había escrito después de que la familia adinerada comprará las tierras en el siglo XIX. Christian J. Maker quien también formaba parte de una de las familias fundadoras ¿no quería que los Richterblack estén en la lista?, porque estos ya habían comprado el pueblo. Tal vez era que pretendía decir que los Richterblack realmente nunca pertenecieron al pueblo.
Hope siguió leyendo el cuaderno y Christian J. Maker había sido un joven idealista y bueno. Remarcando que el consejo debería estar a beneficio del pueblo y no de unos pocos y allí nombraba a los Richterblack. Hablaba de un Louis Richterblack como su rival.

Hope descubrió que Christian había encontrado accidentalmente unos túneles subterráneos que estaban debajo de todo el pueblo. Christian había intentado averiguar más sobre los túneles y Louis había hecho lo imposible para impedirlo. Pero Christian había continuado buscando en todo el pueblo hasta que encontró todas las entradas a los túneles. El mapa estaba en las primeras hojas del diario.
 Christian explicaba que solamente los Richterblack sabían de su existencia y que no dejaban que se supiera.
En el mapa había una nota por lo bajo:
"Las puertas hacia los túneles están cerca de las casas de las familias principales"
Hope dejo de leer porque su corazón latía muy rápido. Era demasiada información y parecía real.
Si era real... debería haber una entrada cerca de su casa. Si no era real estaba todo bien, normal y no había descubierto secretos del pueblo en su primer día.
Después de todo si no había descubierto realmente la parte de los túneles subterráneos, si había descubierto que pertenecía a un linaje de más de doscientos años. Y que su madre nunca lo había mencionado, por alguna razón.

La Máquina. Capítulo 2


 Había tanto silencio y calor al despertar, ni siquiera un gallo despertador o autos pasar en la avenida como en su antiguo departamento. Estaba acostumbrada al ruido y a las molestias de la ciudad. Era extraño y maldijo mientras se dirigía a la ducha.
El desayuno en la casa de sus abuelos era delicioso, eso sí, leche fresca con hotcakes decidió elegir. Pero también había tocino, huevos, café, tostadas, lo que quisiera prepararse era suyo. Con su padre había tenido límites en cuanto a la comida porque no sabían cómo organizarse y solamente desayunaban lo mismo ambos.
- Abuela, ¿cómo es la escuela? - dijo ella mientras cortaba rápido los hotcakes.
- Es un edificio nuevo bastante equipado la verdad - Estaba fregando unos platos - Van todos los jóvenes del pueblo. - Dijo su abuela. . - Hay bastantes alumnos, tendrás educación física dentro de la escuela, el nuevo director es un hombre muy amable. Se compró un viejo rancho y lo está remodelando por completo. ¡Oh! Hope se acerca la hora, come rápido.
-¿El auto está listo abuela?
-¿Para qué quieres el auto? ¿Para ir a la escuela? No cariño, tenemos algo que decirte con tu padre de lo que estuvimos hablando anoche.
Hope miro atentamente a su padre que la miraba atentamente a ella. Y le dijo:
-Nocturna es tuya. Deberás cuidarla. Nadie la saca a hacer ejercicio. Y sé que sabes cabalgar muy bien.
-Papa, cabalgaba cuando tenía entre 8 y 11 años. Han pasado 6 años de eso. ¡La quiero si!, Por supuesto que la quiero pero... no sé si podré manejarla.
-Podrás averiguarlo hoy cuando vayan juntas a la escuela- Su abuela se giró hacia ella sonriendo.
-Estas de broma. No voy a ir con un caballo a la escuela.
Su abuela pareció sorprendida por su reacción.
-Todos los chicos van a la escuela en sus caballos Hope.
-¿No tienen una bicicleta?- Ni de broma iba a ir en un caballo a su escuela, ya sería demasiada humillación ser la nueva a mitad de año- O denme dinero y rentare una.
-De hecho hay una vieja y oxidada Bicicleta en el establo. Si quieres úsala. Pero apúrate a darle un vistazo porque tienes que irte.
Si era vieja y oxidada pero andaba a la perfección, tal vez los frenos estaban un poco sueltos e iba demasiado rápido pero estaría segura, no había ningún auto por las calles. Si había visto unos cuantos hombres en caballo mientras recorría el pueblo pero cuando llego a la escuela noto que ningún joven iba en caballo. ¿Acaso su abuela no se preocupaba por su reputación? Incluso algunos chicos venían en sus gigantes camionetas costosas.
La escuela era blanca y enorme, con muchas columnas en el frente que daban ingreso a la puerta principal. Simplemente decía "Escuela de Richterblack Town n°1"
Richterblack Town era el nombre del pueblo al sur de Arizona. Un extraño y exótico nombre.
Observó el interior de su mochila y tenía todos los papeles en orden, también hojas y lapiceros nuevos que su abuela le había comprado y en su mayoría eran rosas, verdes y con flores. Antes hubiera disfrutado ese estilo, pero hace unos meses disfrutaba de los colores neutros.
Ingreso a la escuela y estuvo un tiempo en la administración registrándose. Mientras la secretaria llenaba el papeleo, se sentó en una butaca y jugó con su celular. Había un vidrio que dejaba ver el interior de la oficina hacia el pasillo y viceversa.
Escucho unos golpecitos en un vidrio. Y miro a su izquierda. Había unos chicos con remeras deportivas iguales que decían el nombre de la escuela, eran remeras de básquet. Y un chico alto y rubio dijo algo más para sus compañeros que para ella en su silla al otro lado del vidrio, Hope le leyó los labios: "Asique la chica nueva es sexy". Ellos se palmearon y siguieron caminando. La cara de Hope era como una roca, sin reacción. Si hubiera pasado esto el anterior año lo más probable es que ella les sonriera o algo por el estilo. Había salido con dos chicos formales y había besado a otros. Su cabello largo, lacio y canela suave llamaba la atención. Aparte de los ojos y rasgos definidos. Regalos de Daisy que antes usaba con orgullo y astucia, pero eso era cuando su madre la ayudaba a elegir maquillaje, ropa y accesorios para verse bonita. Porque su madre siempre se veía bonita también. No había pasado las 24 horas alrededor de Hope cuando esta era niña, ya que Daisy era una mujer coqueta y tardaba sus buenas dos horas en el baño haciéndose arreglos para la piel. Hope sabía que su madre no había tenido la oportunidad de crecer con esas cosas urbanas en donde las mujeres se arreglan con tacones para ir al trabajo y coquetean con hombres en la calle. Nueva York había sido un nuevo y emocionante mundo para Daisy, que ni dejo de explorar un mínimo cuando ella había nacido. Más allá de las costumbres de su difunta madre, Daisy siempre había estado cuando Hope la necesitaba, dándole consejos y cepillando su cabello. Ahora ya no estaba. Y ella no iba a ser el reflejo de su madre. Porque no habría otra mujer como su madre. Ni siquiera ella.
Absorbida por esos pensamientos lúgubres Hope se encontró ya en el medio de un salón de clases con un profesor mirándola y los alumnos sentados también. Cómo esperando para que ella diga algo.
-Perdón, ¿Qué? - dijo ella mirando al profesor
-Dije que te presentarás a tu compañeros. Soy el profesor Steven de Historia... te lo digo por segunda vez.- Sus compañeros empezaron a reír.
-¡Se ve que es distraída!- gritó un chico del fondo
No había escuchado nada de lo que el profesor le había dicho. Con su boca seca respondió:
-Soy Hope Reinner. Vivo en el rancho "The Daisies". Vengo de Nueva York.
-¡Neuyorkina entonces!- dijo otro chico.
-Gracias Hope, toma asiento donde quieras.
Observó y nadie se sentaba al frente. Le gustaba historia y no quería estar en el fondo. Perfecto. Al frente al lado de la ventana entonces.
La ventana daba a la calle lateral del colegio y era en donde estaba la cafetería, una calle más y se encontraba la librería.
En la hora del almuerzo recogió su comida y los chicos del equipo de básquet junto con unas chicas muy maquilladas y con minifaldas le hicieron señas para ir junto a ellos. Viendo a esas chicas, ella se vio reflejada hace un año atrás. Ahora no se molestaba en maquillarse demasiado, no usaba ropa linda rosa o de colores pasteles y el único accesorio que tenía era el collar del Saguaro de cobre. Había vivido estos últimos meses con jeans, camperas, camisas, zapatillas, y remeras de todos los tamaños, generalmente en tonos neutros y colores de invierno. Su padre lo había notado, pero no había dicho nada al respecto. Y si, ella sabía que era causa de una depresión que comenzó con la muerte de su madre. Pero no iba a ir por ahi dándole explicaciones a nadie. Y pretendiendo ser alguien que ya no tenía ganas de ser.
Se acercó para ver si en un nuevo lugar, con ligeramente una nueva forma de ser ella podía hacer amigos. Unas chicas la saludaron gentilmente mientras hacían el recorrido por su apariencia, observándola y estudiándola.
Estaba el chico rubio que la había llamado sexy, pero no fue él quien habló primero. Si no otro chico un poco moreno de cabello negro y ojos gentiles, pudo notar que él era muy grande físicamente. La saludo:
-Hola, soy Tayler Bellstrone. Capitán del equipo de básquet. Estoy contigo en historia... por si no me viste.
-Lo siento es que la verdad estaba tan distraída viendo la nada y haciendo el ridículo que no te vi - Hope río por su propia sinceridad y él también lo hizo.
-Sabes si necesitas ayuda en algo o... necesitas algo. Solo dilo. Te ayudaré.-
Hope asintió con la cabeza diciendo:
-Gracias, eres muy amable. -
Los chicos que estaban detrás de Tayler empezaron a hacer miradas de conspiración al ver los nervios del capitán al hablarle a la chica nueva.
-¿Vives en The Daisies? Yo creo que es un rancho muy bonito.
-Gracias. Si es muy bonito. Aunque cuando me dijeron que iba a vivir en un rancho no me emocioné para nada.
-Entiendo sí, no es muy emocionante mudarte en el medio de la nada. Pero aquí no te aburrirás en la escuela. Los alumnos son de lo peor y eso es lo divertido.
La conversación fluía con una sonrisa en la cara de ambos. Hablaron un poco de la escuela, Tayler explicándole cómo funcionaba todo y lo que él hacía en el equipo de básquet. Era agradable charlar con él.
-Mis abuelos son los Root, no es que soy una inquilina. Sé que antes alquilaban lo que ahora es mi casa.
-¿En serio?, ¿tus abuelos son los que ayudaron al pueblo?
No sabía porque se emocionaba tanto Tayler. Y los demás también se interesaron por esa parte de su historia.
-Si... mi madre era su hija.
-¿Eres la hija de Daisy?. - Tayler se silenció por un minuto y cerró sus ojos sintiendo un dolor emocional. -Lo siento. No lo había relacionado. Siento lo de tu madre, fue horrible cuando todo el pueblo se enteró. Tus abuelos son respetados y su hija era querida. Seguro todos te amarán a ti también.
"¿Que demonios?" pensó.
Así que la muerte de su madre había sido un acontecimiento aquí también. Había creído que nadie sabría. Su madre nunca le había dicho que su participación, por parte de los Root sea tan activa en el pueblo. Entonces todos conocían a su abuelos, y a su madre, y progresivamente querrían conocerla también. Así era la vida en los pueblos.
Hope termino rápido su manzana y se levantó rápido pidiendo disculpas a los chicos que la recibieron, aún que solo Tayler le habló.
Cuando estaba saliendo del comedor y caminando más lento por el pasillo escucho un gritó.
- ¡Hope!
Se giró y era Tayler que corría hacia ella.
- Lo siento ¿dije algo malo?
- No... no.
El lucia preocupado. No lo conocía, pero sentía que sí, presentía que era genuino.
- Tayler a mí ya no me gusta llamar la atención. Creí que no se sabría lo de mi madre. Aún...
- Entiendo. No te preocupes. No lo volveré a mencionar.
- Gracias
Se quedaron ahí un momento y él dijo:
- ¿ "Ya no me gusta" ? dijiste. Sobre llamar la atención.
- Antes sí.
Tayler río por lo bajo.
- Me gustaría haber visto eso.
Hope se despidió. Tenía que ir a clase.
La tarde en el resto del colegio ocurrió pacíficamente. Tuvo clases de biología y filosofía. Cuando salió del colegio el sol aún estaba muy arriba y se dijo que le gustaría recorrer el pueblo. Así que llamó a su padre para explicarle que daría una vuelta y este dijo que estaba muy ocupado encerrado en su estudio, por supuesto. Y le aconsejo salir a conocer el lugar sola. Entonces tenía libertad. Nunca se lo hubiera permitido en Nueva York. Richard se había vuelto más protector luego del accidente.
Hope pensó en ir a la cafetería. Tenía hambre y sería bueno saber sobre su madre, sobre lo que el pueblo conocía de Daisy. Ya que no había hablado del tema con Hope mientras estaba viva. Era como si los últimos 26 años antes de conocer a su padre se hubieran esfumado en el tiempo. Lo había mantenido simple: vivía en un rancho, ayudaba en la casa e iba a la escuela. Eso era todo lo que Daisy le había dicho que hacía. Pero tal vez había suprimido una pequeña parte de su vida en el pueblo de Arizona.
Los hotcakes de la cafetería tenían el segundo puesto de todos los hotcakes que había probado. En el primer lugar estaban los de su abuela, en el tercero los de su cafetería favorita de Nueva York, y estos tenían el segundo puesto. Sus hotcakes y los de su madre estarían por el décimo puesto porque eran muy malos.
La cafetería era muy bonita con un estilo de los años cincuenta, tenía las butacas celestes y rosas en la barra, se sentó en una de ellas. El lugar era grande, colorido y bien decorado con la barra muy extensa. Nunca habían entrado a una cafetería retro. En nueva York acostumbraba a ir a lugares modernos.
Había algunos adolescentes en la cafetería que iban a tomar algo cuando salían de la escuela. Pero nadie que haya conocido. Una camarera de piel morena con el traje de mesera se le acercó por en frente de la barra.
- ¡Hola! ¿Qué ordenas, cariño?
- Me gustaría un batido de vainilla por favor.
- ¡A la orden!
Mientras le preparaba el batido frente a ella, la mujer la miro.
- No te he visto por aquí antes y conozco a la mayoría de ellos alumnos de la escuela. ¿Eres nueva?
- Si, soy Hope Reinner, un placer. Me mudé ayer y es todo muy reciente.
- ¿De dónde vienes?
- De Nueva York
- ¡Una chica de la gran ciudad! Solo una vez he podido ir allí a visitar a una vieja amiga. Demasiado movimiento para mí pero es un lugar eléctrico. Mi nombre es Susan, un placer.
- Un placer Susan.
- Si necesitas hablar con alguien las camareras de un pueblo son como psicólogos con título. Sabemos todo sobre todo.
Definitivamente era como el viejo Oeste. Las camareras eran como los cantineros de los bares, pero para menores de edad. Antes de cerveza o vodka se tomaban una chocolatada o un batido.
- ¿Conoce a los Root?
- Claro que sí. Ellos y su hija ayudaron a abrir esta cafetería. Daisy me recomendó para el puesto.
- ¿En serio?
- Si... es una pena lo que le ocurrió. ¿Por qué preguntas?
- Es que ella es mi madre.
Cuando Hope dijo esto Susan se quedó congelada mirándola.
- Eres igual a ella por eso. Lo siento cariño.
- Gracias.
- Así que tú eres la hija de Daisy y el escritor neoyorquino. ¿Por qué te mudaste? – Más interesada en la conversación, Susan apoyo sus manos en la barra.
- Papá necesita tiempo para escribir y no quería que esté tan sola. Así que nos mudamos con mis abuelos. Necesitábamos un cambio.
- Debería conocer a tu padre. Él no venía cuando Daisy nos visitaba. Y ella luego de casarse tampoco te traía a ti. Todos en el pueblo querían conocerte. ¿Sabías que tú madre era una de las líderes del consejo de Richterblack Town, no?. Ella siempre velaba por el bienestar de la gente del pueblo. Cada día recorría el pueblo y escuchaba las peticiones de las personas y ella lo llevaba al consejo.
- No lo sabía. Tampoco sabía que había un consejo en el pueblo.
- Está formado por los líderes de las familias más antiguas fundadoras del pueblo. Los Richterblack, los Bellstrone, y otros más, los Root eran más activos antes. Pero ahora la cabecilla es Samantha Richterblack.
- ¿Por qué se apellida como el pueblo?
- La líder principal es una mujer descendiente de la familia Richterblack, que fueron quieren compraron estás tierras cuando la mina estaba en su mejor momento, cómo en el 1800 y algo. Su familia era dueña de todo esto. Claro que luego las políticas cambiaron y las tierras son libres ahora. Pero ellos nunca dejaron de tener control. - Sonaban como personas poderosas y cuando Susan hablo del control de la familia hizo énfasis en su mirada como diciendo que era peligrosos o de cuidado.
- ¿Y mi mamá conocía a los Richterblack?
- Todos conocen a los Richterblack. Generalmente son todos rubios, altos y tienen una mirada un tanto soberbia. No digas que te lo dije. Uno de los hijos de Samantha está en la escuela, en último año. Es jugador del equipo de básquet.
- Si creo que me saludó hoy.
- Se llama Ian.
Así que el chico que la había llamado sexy hoy era un Richterblack. Y Tayler era su amigo.
- No se si eres igual a tu madre en carácter, físicamente es impresionante el parecido. Pero los Root no suelen llevarse bien con los Richterblack. Por generaciones, antes de que yo naciera.
- No los conozco así que no los juzgaría.
- Escucha – Susan se acercó mucho a Hope para que solo la chica escuchará – Seguro tus abuelos no te hablaron mucho de todo esto pero es mejor que pases desapercibida. Tienes un beneficio de que tu apellido no es Root. Si necesitas algo dímelo a mí, estoy en deuda con tu madre. Y estaré feliz de ayudarse. Pero es más seguro si no dices que eres en parte Root.
- Okey. Entendido. No se lo dire a nadie más.
- Dios tengo que atender a más gente irritante. Disfruta tu batido, es invitación de la casa.
Susan le guiño un ojo sonriendo y se fue.
Había sido un intenso batido. Había aprendido mucho y seguiría los consejos de Susan. ¿Pero porque los Root no tenían buenas relaciones con los Richterblack?, ¿Por qué su madre no le había hablado del papel importante que había tenido en el pueblo ella y su familia?, ¿Por qué sus abuelos no habían hablado de eso?. Hope termino su batido y salió de la cafetería decidida a contestar esas preguntas, así que recorrería el pueblo hasta las 9pm para ver qué encontraba, o a quién...

La Máquina. Capítulo 1.


"Cariño, ha sido un largo, frió y solitario invierno.
Cariño, se siente como años desde que he estado aquí".
                                                              Here comes the sun – The beatles
Su padre había dicho que sería un lugar pacífico y eso era justo lo que tanto necesitaba. Pero imaginaba que pacífico incluía algún lugar con arroyos, llanuras llenas de pastizales, alguna que otra flor. Pero pacífico para su padre había significado otras cosas: Desolado, caluroso, árido y seco, cuando le informo que se mudarían a Arizona.
Claro que mudarse desde la gran ciudad hasta un pueblo con mas o menos mil habitantes era un gran cambio, y cualquier lugar parecería desolado comparado con Nueva York. Hope Reinner amaba Nueva York, pero mudarse al pueblo natal de su madre en el estado del "Gran Cañón" parecía lo correcto luego del accidente. Su padre no podía concentrarse en escribir una nueva novela en los últimos meses, sin acostumbrarse a la rutina con su hija adolescente, pensó que si sus abuelos maternos podrían ayudarle a hacerse cargo de Hope un poco durante el día, él podría hacer una novela y ganar más dinero. La joven no agradecía la razón del cambio, pero si agradecía la oportunidad de ir a una nueva escuela, seguramente no tendría miradas de lástima ni prejuicio sobre ella.
El auto viejo color azul gastado iba por una carretera que llevaba al norte de Arizona, habían aterrizado en Phoenix en un vuelo directo desde Nueva York y le había agradado bastante la capital en las pocas horas que pararon allí, la universidad estatal de Phoenix era un edificio que parecía de cristal y era muy imponente, el próximo año seguramente estaría allí, había muchas actividades para los turistas y en cada ciudad manejando hacia el noroeste había una cultura muy interesante marcada por los nativos que incluía muchas pinturas y colores cálidos. Mientras se dirigían al condado de Navajo, los oasis y los pastos verdes húmedos iban desapareciendo, marcando cada vez más la cultura y el estilo de vida navajo. Se imaginó que si pudiera pintar a Arizona con colores probablemente estos serían rojo y naranja.
Su padre estaba siguiendo un mapa de rutas que sus abuelos les habían enviado por correo, la verdad se le dificultaba mucho mientras tomaba el volante con sus codos y sostenía una lupa, él no utilizaba la tecnología para casi nada y eso que era relativamente joven. Siempre había sido así y eso le parecía original. Su padre Richard Reinner era un escritor conocido de geografía y cartografía, por eso todo lo que no tenga que ver con unas cuántas hojas, mapas y un lapicero en su mano era un desastre para él. Y ella había sufrido el hacerse cargo de su padre, del departamento y de la escuela. Por suerte no tuvo que lidiar con la organización del funeral de su madre, él la había mantenido alejada de todo el proceso.
Mientras en la lejanía de en frente comenzaba a divisarse el pueblo, Hope miro hacia el paisaje: Cactus, tierra seca, mas cactus y más tierra seca, y algún que otra ave enorme planeando suavemente. Su madre le había enseñado a siempre mirar lo divertido en todo y se preguntó que sería divertido de ese paisaje, y pensó que no tendría lugar al que escapar en kilómetros, así como en esa película de horror en donde los zombis toman un pueblo de Arizona y matan a todo el mundo.
El pueblo se acercaba cada vez más y con ello la vista de los restos de la antigua mina de cobre. Había sido lugar de trabajo para las personas del pueblo, señores en sus oficinas, pero también antes de esclavos sangrando mientras picaban roca. Si algo tenía Arizona era historia, era rica en historia de tribus indígenas peleando con los colonizadores tanto españoles como mexicanos, tal vez conocería a algún Navajo pero sería raro, ya que vivían en los sitios cerrados solo para los integrantes de la tribu e incluso hablaban en Navajo, estos trabajaban en la mina también.
Hope tocó su collar hecho de cobre que había pertenecido a su madre hasta su muerte, tenía una flor del saguaro dibujada sobre el pequeño medallón, la flor estatal de Arizona siempre estaría con ella.
Llegaron al pueblo y al menos pudo ver unas cuantas estaciones de servicio, un restaurante, una cafetería, una comisaría, una enfermería, y una librería, gracias a Dios una librería. Todo parecía estancado en los años cincuenta, igual que muchos lugares de todo Arizona que mantenían esa moda. Era totalmente diferente al ambiente contemporáneo, lujoso y chic deNueva York. Tontamente no había imaginado que el pueblo tuviera los servicios básicos como una café o una librería que serían sus lugares favoritos, a quién le importaba la comisaría, no es como si aquí pasara algo malo.
- Cariño aquí no tienes que preocuparte por la inseguridad, puedes salir un poco más tarde si quieres.No hay delincuentes, creo...
Su padre observaba también las tiendas y trataba de ubicarse en las calles.
- Es que aquí no hay nada directamente.
Su padre soltó una risa ahogada mientras doblaban en una esquina.
- Tendrás una hora límite hasta las nueve pm ¿entendido? Luego de eso te quiero adentro del terreno. Aquí la noche es fría y oscura, no como en la ciudad. Viviremos en el terreno de tus abuelos pero en una casa diferente, nos dará oportunidad de tener nuestra propia rutina. Y cuando yo esté escribiendo en casa podrás de ir de tu abuelos, ir de compras, salir a explorar el terreno, ¿Es bonito no crees?, salir con amigos aunque no hay muchos lugares a donde ir. Solo hay un bar pero es para adultos y aquí son muy estrictos con las leyes. Si haces amigos puedes invitarlos a casa.
Al menos su padre era optimista, era la persona más optimista y paciente que conocía. Era bueno tener a alguien así en la casa. Prácticamente no conocía a sus abuelos pero el Abuelo Robert era un hombre tranquilo y amable, y su abuela Margareth era un poco entrometida pero las veces que ellos habían ido a visitarlos a Nueva York ella le había preparado comida exquisita que había disfrutado mucho y la había hecho sentir consentida. Eran personas que daban su espacio a las demás también como su padre, tendría mucho espacio para sí misma aquí en Arizona.
Llegaron a través de una calle angosta a...
- ¡Bienvenida a tu rancho Hope! "The Daisies".
"¡¿Un rancho?!, Nadie había hablando de vivir en un Rancho."
Se preguntó qué demonios había pasado hasta que miro por la ventanilla. Y vio un lindo rancho con flores en el porche, con la típica hamaca blanca de madera, y la casa pintada con un bonito tono bordo en las paredes de maderas con detalles blancos en las terminaciones. Era preciosa. Contrarrestaba de maravilla con el desierto árido que la enmarcaba. Su abuela hacia un gran trabajo manteniendo las flores y los colores vivos que le devolvían la vida al paisaje. Era un bonito rancho que se llamaba "The Daisies" en honor a su madre que se llamaba Daisy Root.
En cuanto salieron del auto sus abuelos corrieron hacia ella y la abrazaron fuerte, su abuela lagrimeo muy emocionada cuando la vio y le dijo
- Hope, ¡te pareces más a tu madre de lo que crees! Tienes el mismo pelo castaño canela que tu madre, igual de largo, y sus ojos marrones claro también... - Un sollozo agudo de su abuela- Robert la extraño tanto...
Su abuelo abrazo a su abuela.
Cuando salió Richard del auto el abuelo le había dado un abrazo y eso sí que era raro, pero debido a las circunstancias lo entendía. La relación de su abuelo con su padre no era muy estrecha. Simplemente ocurrió que Daisy le había prometido a sus padres que iría a vivir por unos años a La gran manzana y luego volvería a tener una vida pacífica en el rancho. Lo cual no ocurrió porque conoció a un joven escritor llamado Richard Reinner, se enamoraron y nunca más regreso para permanecer en Arizona. Pero luego del casamiento su abuelo había dejado ir a su hija y había apoyado más su decisión de vivir siempre en donde su esposo trabajará escribiendo cerca de la editorial.
El abuelo Robert los guió por el rancho, lo primero que se veía era la casa de sus abuelos que estaba en frente,atravesabas la casa y había un terreno intermedio que tenía un establo al costado con dos caballos, un macho blanco llamado Nube y una yegua negra llamada Nocturna, ella había sido de su madre. Una vez contó que ayudó a un hombre en el pueblo y esté en agradecimiento le había regalado a su yegua negra y como el acontecimiento había ocurrido en la noche se había ganado su nombre.En el terreno también había un pozo de agua fresca en el centro y unas hamacas individuales colgando en el otro costado. Era un bonito patio enorme de suelo árido con algunos arbustos y flores en macetas. En el fondo había otra casa de madera que sería la suya, exactamente igual a la principal pero un poco más pequeña. Tenía una cocina, una pequeña sala de estar, un baño y dos dormitorios. Supuso que en su mayoría comerían en la casa de sus abuelos
Su habitación era realmente pequeña y en Nueva York había sido bastante grande. Había una cama de madera, un escritorio pequeño de madera, una mesita de noche de madera, un armario de madera, y unos ganchos de madera, en fin... todo era tan rústico. Pero había algo relajante y natural en ello. Cuando estaba terminando de desempacar recordó.
"Demonios, el Wifi." Fue corriendo hasta la casa de sus abuelos que era muy bonita y colorida también en el interior. Vio a su abuela hablando con su padre en la cocina y los interrumpió.
- Abuela, ¿tienen Wifi? Díganme que tienen Wifi por favor.
- Si lo tenemos Hope, también tenemos televisión por cable, si quieres ver películas o dibujos animados. No vivimos en la época colonial, querida.
Su abuela se rió de la desesperación de su nieta que fue aliviada. 
- Hope no es la única que se morirá si no tuvieran Wifi. ¿Cómo creen que les enviaría las páginas a mi editor?
Y su padre estaba en lo cierto. Ella no había pensando en los enojos que este tenía cuando se cortaba la luz por un problema en su edificio, o cuando sin quererlo perdía unas cuantas palabras que había estado escribiendo. A Hope siempre le habían causado gracia los berrinches de su padre.
El resto del día transcurrió con calma desempacando las cosas. Cuando encontró las dos cajas que pertenecían a los objetos personales de su madre las llevo a su habitación debajo de su cama. Las ropas de su madre también las coloco en su ropero, después de todo, ya tenía el cuerpo para usar la ropa de Daisy. Cenaron en la casa de sus abuelos y antes dela medianoche ya tenían todo acomodado porque su padre quería comenzar a escribir cuanto antes. La noche era fría, muy fría, pero estaba acostumbrada al frío neoyorquino así que lo aceptaba. Era bueno saber que según el clima podría salir a la noche y que sea agradable, sin transpirar ni tomar agua como loca.No es como si fuera a hacerlo, claro. ¿Para que querría salir de noche? Se preguntó. Y se volvió a dormir.