Había tanto silencio y calor al despertar, ni siquiera un gallo despertador o autos pasar en la avenida como en su antiguo departamento. Estaba acostumbrada al ruido y a las molestias de la ciudad. Era extraño y maldijo mientras se dirigía a la ducha.
El desayuno en la casa de sus abuelos era delicioso, eso sí, leche fresca con hotcakes decidió elegir. Pero también había tocino, huevos, café, tostadas, lo que quisiera prepararse era suyo. Con su padre había tenido límites en cuanto a la comida porque no sabían cómo organizarse y solamente desayunaban lo mismo ambos.
- Abuela, ¿cómo es la escuela? - dijo ella mientras cortaba rápido los hotcakes.
- Es un edificio nuevo bastante equipado la verdad - Estaba fregando unos platos - Van todos los jóvenes del pueblo. - Dijo su abuela. . - Hay bastantes alumnos, tendrás educación física dentro de la escuela, el nuevo director es un hombre muy amable. Se compró un viejo rancho y lo está remodelando por completo. ¡Oh! Hope se acerca la hora, come rápido.
-¿El auto está listo abuela?
-¿Para qué quieres el auto? ¿Para ir a la escuela? No cariño, tenemos algo que decirte con tu padre de lo que estuvimos hablando anoche.
Hope miro atentamente a su padre que la miraba atentamente a ella. Y le dijo:
-Nocturna es tuya. Deberás cuidarla. Nadie la saca a hacer ejercicio. Y sé que sabes cabalgar muy bien.
-Papa, cabalgaba cuando tenía entre 8 y 11 años. Han pasado 6 años de eso. ¡La quiero si!, Por supuesto que la quiero pero... no sé si podré manejarla.
-Podrás averiguarlo hoy cuando vayan juntas a la escuela- Su abuela se giró hacia ella sonriendo.
-Estas de broma. No voy a ir con un caballo a la escuela.
Su abuela pareció sorprendida por su reacción.
-Todos los chicos van a la escuela en sus caballos Hope.
-¿No tienen una bicicleta?- Ni de broma iba a ir en un caballo a su escuela, ya sería demasiada humillación ser la nueva a mitad de año- O denme dinero y rentare una.
-De hecho hay una vieja y oxidada Bicicleta en el establo. Si quieres úsala. Pero apúrate a darle un vistazo porque tienes que irte.
Si era vieja y oxidada pero andaba a la perfección, tal vez los frenos estaban un poco sueltos e iba demasiado rápido pero estaría segura, no había ningún auto por las calles. Si había visto unos cuantos hombres en caballo mientras recorría el pueblo pero cuando llego a la escuela noto que ningún joven iba en caballo. ¿Acaso su abuela no se preocupaba por su reputación? Incluso algunos chicos venían en sus gigantes camionetas costosas.
La escuela era blanca y enorme, con muchas columnas en el frente que daban ingreso a la puerta principal. Simplemente decía "Escuela de Richterblack Town n°1"
Richterblack Town era el nombre del pueblo al sur de Arizona. Un extraño y exótico nombre.
Observó el interior de su mochila y tenía todos los papeles en orden, también hojas y lapiceros nuevos que su abuela le había comprado y en su mayoría eran rosas, verdes y con flores. Antes hubiera disfrutado ese estilo, pero hace unos meses disfrutaba de los colores neutros.
Ingreso a la escuela y estuvo un tiempo en la administración registrándose. Mientras la secretaria llenaba el papeleo, se sentó en una butaca y jugó con su celular. Había un vidrio que dejaba ver el interior de la oficina hacia el pasillo y viceversa.
Escucho unos golpecitos en un vidrio. Y miro a su izquierda. Había unos chicos con remeras deportivas iguales que decían el nombre de la escuela, eran remeras de básquet. Y un chico alto y rubio dijo algo más para sus compañeros que para ella en su silla al otro lado del vidrio, Hope le leyó los labios: "Asique la chica nueva es sexy". Ellos se palmearon y siguieron caminando. La cara de Hope era como una roca, sin reacción. Si hubiera pasado esto el anterior año lo más probable es que ella les sonriera o algo por el estilo. Había salido con dos chicos formales y había besado a otros. Su cabello largo, lacio y canela suave llamaba la atención. Aparte de los ojos y rasgos definidos. Regalos de Daisy que antes usaba con orgullo y astucia, pero eso era cuando su madre la ayudaba a elegir maquillaje, ropa y accesorios para verse bonita. Porque su madre siempre se veía bonita también. No había pasado las 24 horas alrededor de Hope cuando esta era niña, ya que Daisy era una mujer coqueta y tardaba sus buenas dos horas en el baño haciéndose arreglos para la piel. Hope sabía que su madre no había tenido la oportunidad de crecer con esas cosas urbanas en donde las mujeres se arreglan con tacones para ir al trabajo y coquetean con hombres en la calle. Nueva York había sido un nuevo y emocionante mundo para Daisy, que ni dejo de explorar un mínimo cuando ella había nacido. Más allá de las costumbres de su difunta madre, Daisy siempre había estado cuando Hope la necesitaba, dándole consejos y cepillando su cabello. Ahora ya no estaba. Y ella no iba a ser el reflejo de su madre. Porque no habría otra mujer como su madre. Ni siquiera ella.
Absorbida por esos pensamientos lúgubres Hope se encontró ya en el medio de un salón de clases con un profesor mirándola y los alumnos sentados también. Cómo esperando para que ella diga algo.
-Perdón, ¿Qué? - dijo ella mirando al profesor
-Dije que te presentarás a tu compañeros. Soy el profesor Steven de Historia... te lo digo por segunda vez.- Sus compañeros empezaron a reír.
-¡Se ve que es distraída!- gritó un chico del fondo
No había escuchado nada de lo que el profesor le había dicho. Con su boca seca respondió:
-Soy Hope Reinner. Vivo en el rancho "The Daisies". Vengo de Nueva York.
-¡Neuyorkina entonces!- dijo otro chico.
-Gracias Hope, toma asiento donde quieras.
Observó y nadie se sentaba al frente. Le gustaba historia y no quería estar en el fondo. Perfecto. Al frente al lado de la ventana entonces.
La ventana daba a la calle lateral del colegio y era en donde estaba la cafetería, una calle más y se encontraba la librería.
En la hora del almuerzo recogió su comida y los chicos del equipo de básquet junto con unas chicas muy maquilladas y con minifaldas le hicieron señas para ir junto a ellos. Viendo a esas chicas, ella se vio reflejada hace un año atrás. Ahora no se molestaba en maquillarse demasiado, no usaba ropa linda rosa o de colores pasteles y el único accesorio que tenía era el collar del Saguaro de cobre. Había vivido estos últimos meses con jeans, camperas, camisas, zapatillas, y remeras de todos los tamaños, generalmente en tonos neutros y colores de invierno. Su padre lo había notado, pero no había dicho nada al respecto. Y si, ella sabía que era causa de una depresión que comenzó con la muerte de su madre. Pero no iba a ir por ahi dándole explicaciones a nadie. Y pretendiendo ser alguien que ya no tenía ganas de ser.
Se acercó para ver si en un nuevo lugar, con ligeramente una nueva forma de ser ella podía hacer amigos. Unas chicas la saludaron gentilmente mientras hacían el recorrido por su apariencia, observándola y estudiándola.
Estaba el chico rubio que la había llamado sexy, pero no fue él quien habló primero. Si no otro chico un poco moreno de cabello negro y ojos gentiles, pudo notar que él era muy grande físicamente. La saludo:
-Hola, soy Tayler Bellstrone. Capitán del equipo de básquet. Estoy contigo en historia... por si no me viste.
-Lo siento es que la verdad estaba tan distraída viendo la nada y haciendo el ridículo que no te vi - Hope río por su propia sinceridad y él también lo hizo.
-Sabes si necesitas ayuda en algo o... necesitas algo. Solo dilo. Te ayudaré.-
Hope asintió con la cabeza diciendo:
-Gracias, eres muy amable. -
Los chicos que estaban detrás de Tayler empezaron a hacer miradas de conspiración al ver los nervios del capitán al hablarle a la chica nueva.
-¿Vives en The Daisies? Yo creo que es un rancho muy bonito.
-Gracias. Si es muy bonito. Aunque cuando me dijeron que iba a vivir en un rancho no me emocioné para nada.
-Entiendo sí, no es muy emocionante mudarte en el medio de la nada. Pero aquí no te aburrirás en la escuela. Los alumnos son de lo peor y eso es lo divertido.
La conversación fluía con una sonrisa en la cara de ambos. Hablaron un poco de la escuela, Tayler explicándole cómo funcionaba todo y lo que él hacía en el equipo de básquet. Era agradable charlar con él.
-Mis abuelos son los Root, no es que soy una inquilina. Sé que antes alquilaban lo que ahora es mi casa.
-¿En serio?, ¿tus abuelos son los que ayudaron al pueblo?
No sabía porque se emocionaba tanto Tayler. Y los demás también se interesaron por esa parte de su historia.
-Si... mi madre era su hija.
-¿Eres la hija de Daisy?. - Tayler se silenció por un minuto y cerró sus ojos sintiendo un dolor emocional. -Lo siento. No lo había relacionado. Siento lo de tu madre, fue horrible cuando todo el pueblo se enteró. Tus abuelos son respetados y su hija era querida. Seguro todos te amarán a ti también.
"¿Que demonios?" pensó.
Así que la muerte de su madre había sido un acontecimiento aquí también. Había creído que nadie sabría. Su madre nunca le había dicho que su participación, por parte de los Root sea tan activa en el pueblo. Entonces todos conocían a su abuelos, y a su madre, y progresivamente querrían conocerla también. Así era la vida en los pueblos.
Hope termino rápido su manzana y se levantó rápido pidiendo disculpas a los chicos que la recibieron, aún que solo Tayler le habló.
Cuando estaba saliendo del comedor y caminando más lento por el pasillo escucho un gritó.
- ¡Hope!
Se giró y era Tayler que corría hacia ella.
- Lo siento ¿dije algo malo?
- No... no.
El lucia preocupado. No lo conocía, pero sentía que sí, presentía que era genuino.
- Tayler a mí ya no me gusta llamar la atención. Creí que no se sabría lo de mi madre. Aún...
- Entiendo. No te preocupes. No lo volveré a mencionar.
- Gracias
Se quedaron ahí un momento y él dijo:
- ¿ "Ya no me gusta" ? dijiste. Sobre llamar la atención.
- Antes sí.
Tayler río por lo bajo.
- Me gustaría haber visto eso.
Hope se despidió. Tenía que ir a clase.
La tarde en el resto del colegio ocurrió pacíficamente. Tuvo clases de biología y filosofía. Cuando salió del colegio el sol aún estaba muy arriba y se dijo que le gustaría recorrer el pueblo. Así que llamó a su padre para explicarle que daría una vuelta y este dijo que estaba muy ocupado encerrado en su estudio, por supuesto. Y le aconsejo salir a conocer el lugar sola. Entonces tenía libertad. Nunca se lo hubiera permitido en Nueva York. Richard se había vuelto más protector luego del accidente.
Hope pensó en ir a la cafetería. Tenía hambre y sería bueno saber sobre su madre, sobre lo que el pueblo conocía de Daisy. Ya que no había hablado del tema con Hope mientras estaba viva. Era como si los últimos 26 años antes de conocer a su padre se hubieran esfumado en el tiempo. Lo había mantenido simple: vivía en un rancho, ayudaba en la casa e iba a la escuela. Eso era todo lo que Daisy le había dicho que hacía. Pero tal vez había suprimido una pequeña parte de su vida en el pueblo de Arizona.
Los hotcakes de la cafetería tenían el segundo puesto de todos los hotcakes que había probado. En el primer lugar estaban los de su abuela, en el tercero los de su cafetería favorita de Nueva York, y estos tenían el segundo puesto. Sus hotcakes y los de su madre estarían por el décimo puesto porque eran muy malos.
La cafetería era muy bonita con un estilo de los años cincuenta, tenía las butacas celestes y rosas en la barra, se sentó en una de ellas. El lugar era grande, colorido y bien decorado con la barra muy extensa. Nunca habían entrado a una cafetería retro. En nueva York acostumbraba a ir a lugares modernos.
Había algunos adolescentes en la cafetería que iban a tomar algo cuando salían de la escuela. Pero nadie que haya conocido. Una camarera de piel morena con el traje de mesera se le acercó por en frente de la barra.
- ¡Hola! ¿Qué ordenas, cariño?
- Me gustaría un batido de vainilla por favor.
- ¡A la orden!
Mientras le preparaba el batido frente a ella, la mujer la miro.
- No te he visto por aquí antes y conozco a la mayoría de ellos alumnos de la escuela. ¿Eres nueva?
- Si, soy Hope Reinner, un placer. Me mudé ayer y es todo muy reciente.
- ¿De dónde vienes?
- De Nueva York
- ¡Una chica de la gran ciudad! Solo una vez he podido ir allí a visitar a una vieja amiga. Demasiado movimiento para mí pero es un lugar eléctrico. Mi nombre es Susan, un placer.
- Un placer Susan.
- Si necesitas hablar con alguien las camareras de un pueblo son como psicólogos con título. Sabemos todo sobre todo.
Definitivamente era como el viejo Oeste. Las camareras eran como los cantineros de los bares, pero para menores de edad. Antes de cerveza o vodka se tomaban una chocolatada o un batido.
- ¿Conoce a los Root?
- Claro que sí. Ellos y su hija ayudaron a abrir esta cafetería. Daisy me recomendó para el puesto.
- ¿En serio?
- Si... es una pena lo que le ocurrió. ¿Por qué preguntas?
- Es que ella es mi madre.
Cuando Hope dijo esto Susan se quedó congelada mirándola.
- Eres igual a ella por eso. Lo siento cariño.
- Gracias.
- Así que tú eres la hija de Daisy y el escritor neoyorquino. ¿Por qué te mudaste? – Más interesada en la conversación, Susan apoyo sus manos en la barra.
- Papá necesita tiempo para escribir y no quería que esté tan sola. Así que nos mudamos con mis abuelos. Necesitábamos un cambio.
- Debería conocer a tu padre. Él no venía cuando Daisy nos visitaba. Y ella luego de casarse tampoco te traía a ti. Todos en el pueblo querían conocerte. ¿Sabías que tú madre era una de las líderes del consejo de Richterblack Town, no?. Ella siempre velaba por el bienestar de la gente del pueblo. Cada día recorría el pueblo y escuchaba las peticiones de las personas y ella lo llevaba al consejo.
- No lo sabía. Tampoco sabía que había un consejo en el pueblo.
- Está formado por los líderes de las familias más antiguas fundadoras del pueblo. Los Richterblack, los Bellstrone, y otros más, los Root eran más activos antes. Pero ahora la cabecilla es Samantha Richterblack.
- ¿Por qué se apellida como el pueblo?
- La líder principal es una mujer descendiente de la familia Richterblack, que fueron quieren compraron estás tierras cuando la mina estaba en su mejor momento, cómo en el 1800 y algo. Su familia era dueña de todo esto. Claro que luego las políticas cambiaron y las tierras son libres ahora. Pero ellos nunca dejaron de tener control. - Sonaban como personas poderosas y cuando Susan hablo del control de la familia hizo énfasis en su mirada como diciendo que era peligrosos o de cuidado.
- ¿Y mi mamá conocía a los Richterblack?
- Todos conocen a los Richterblack. Generalmente son todos rubios, altos y tienen una mirada un tanto soberbia. No digas que te lo dije. Uno de los hijos de Samantha está en la escuela, en último año. Es jugador del equipo de básquet.
- Si creo que me saludó hoy.
- Se llama Ian.
Así que el chico que la había llamado sexy hoy era un Richterblack. Y Tayler era su amigo.
- No se si eres igual a tu madre en carácter, físicamente es impresionante el parecido. Pero los Root no suelen llevarse bien con los Richterblack. Por generaciones, antes de que yo naciera.
- No los conozco así que no los juzgaría.
- Escucha – Susan se acercó mucho a Hope para que solo la chica escuchará – Seguro tus abuelos no te hablaron mucho de todo esto pero es mejor que pases desapercibida. Tienes un beneficio de que tu apellido no es Root. Si necesitas algo dímelo a mí, estoy en deuda con tu madre. Y estaré feliz de ayudarse. Pero es más seguro si no dices que eres en parte Root.
- Okey. Entendido. No se lo dire a nadie más.
- Dios tengo que atender a más gente irritante. Disfruta tu batido, es invitación de la casa.
Susan le guiño un ojo sonriendo y se fue.
Había sido un intenso batido. Había aprendido mucho y seguiría los consejos de Susan. ¿Pero porque los Root no tenían buenas relaciones con los Richterblack?, ¿Por qué su madre no le había hablado del papel importante que había tenido en el pueblo ella y su familia?, ¿Por qué sus abuelos no habían hablado de eso?. Hope termino su batido y salió de la cafetería decidida a contestar esas preguntas, así que recorrería el pueblo hasta las 9pm para ver qué encontraba, o a quién...

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